lunes, 4 de abril de 2011

NO CAMBIAREMOS LA VIDA,...... SI NO CAMBIAMOS DE VIDA"

Por Karina Ulloa

Justa razón tenía el recientemente desaparecido escritor José Saramago al decir que “no cambiaremos la vida, sino cambiamos de vida”… ya que la vida no es lo que es por azar…sino por lo que nosotros hacemos de ella.
Foto descargada desde LA TERCERA (web).
Existe una "preciosa" y elogiada protección jurídica al derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, reconocido en la Constitución Política de Chile. En efecto, no solo se reconoce el derecho sino que está directamente resguardado en la "acción de protección" del artículo 20 de la Constitución, en la legislación especialmente elaborada desde hace más de un lustro (Ley 19.300 y reglamentos) y reformada recientemente (con gran pompa, debemos decir) e indirectamente, a partir de la nueva institucionalidad derivada igualmente de la tan mentada reforma.


"Preciosa" protección -digo-, porque es en verdad un orgullo leer los diversos textos normativos y creer que estamos a buen recaudo jurídico de inconscientes depredadores de nuestra tierra… de contaminaciones culpables o alevosas… de autodestrucción justificada en el “bien común”, que de bien…no tiene un ápice …y de común…menos.


Así, cabe pensar cómo es que teniendo tan "preciosa" protección jurídica, ésta no ocurre en la práctica. Y no estoy usando un axioma brotado en mi mente. Es cosa de ver cómo en nuestro país, frente a  una contaminación peligrosísima en un sector poblacional de la Región de Valparaíso…no se detiene la emisión de sustancias nocivas, sino que se cierra una escuela aledaña…como si los niños dejaran por ello de ser vulnerados minuto a minuto, día tras día, en su tan hermoso e intangible derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminación.


Y más aún, no pasa de ser sólo ese el derecho vulnerado, porque creo no equivocarme en creer y estar segura que las personas que allí viven –o “sobreviven”- también tienen un derecho digamos…BÁSICO, como es el de la vida…y a la integridad física y síquica, ambos violados durante años a propósito de la emisión de dióxido de azufre y demás metales pesados. Para ser específica, hace 26 años que se tienen antecedentes que demostrarían existencia de metales pesados en suelo, agua y aire en la zona de Ventanas, en la V región.  Y es más, sobrepasan los 130 trabajadores de la empresa que han fallecido producto de cáncer, enfermedad que habrían contraído precisamente por las intoxicaciones crónicas a las que habrían estado expuestos a lo largo de los años.


¿Cómo es que empresas contaminan de esta manera y siguen operando en desmedro de nuestros derechos más preciados?… la respuesta surge no de mi afán crítico, sino de la pura lógica: el poder más fuerte, el económico, es el que hoy rige nuestras vidas. No es el político –aunque a veces se confunden- ni el comunicacional, ni el religioso. El poder que hoy nos rige no lo vota nadie. Y pareciera que no tiene límites ni control. Y lo anterior, independiente de que sea una empresa privada o pública la que dañe nuestro entorno.
El desarrollo económico ha sido por años la meta de los diversos gobiernos al mando de este Estado, sin distinción política, y ello no ha sido con un concepto de sustentabilidad detrás, ni mucho menos el mero respeto a la vida misma de todos los chilenos.


Frente a ello, la pregunta a resolver luego es… ¿cómo nuestra "preciosa" institucionalidad y legalidad nos van a amparar eficazmente, en forma real, explícita? Por mi parte, creo que el tema pasa porque mientras no exista la conciencia y una convicción social generalizada de respetarnos realmente los unos a los otros en nuestros derechos, el resto será sólo una linda expresión de ideales y buenas intenciones. 


Sin embargo, acciones contra el Estado por Falta de Servicio, acciones de protección, abogados que se atrevan a llevarlas ante nuestros tribunales y jueces que libremente puedan ir contra grandes empresas en sus decisiones, podría ayudarnos en cierto sentido. Y si eso no basta…habrá que salir a buscar protección internacional.  En fin, sea lo que sea, hay que hacer algo…hay que darse cuenta que en nuestras manos está nuestro porvenir y el de nuestras futuras generaciones, así que: a dar ideas!


Karina Ulloa Pérez
Estudiante de Derecho
Universidad de Magallanes

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